5 pasos para un programa de detección de fraude más sólido

Por Terry Luttrell, CAMS-Audit

A medida que 2020 llega a su fin, las empresas y comunidades de todo el mundo no pueden negar los efectos de la pandemia de COVID-19. La devastación financiera, así como la pérdida de vidas y el deterioro de la salud, han dejado su sello. Históricamente, los desastres naturales de cualquier tipo han sacado a los estafadores a la luz para exponerlos ante lo que parece ser un grupo interminable de víctimas vulnerables.

La Oficina Federal de Investigaciones de EE.UU. (FBI) señala que cuanto más catastrófico es el evento, más activos son los estafadores. COVID-19 es posiblemente el peor desastre mundial en décadas, y se ha detectado un aumento del fraude a gran escala. Si bien algunos de los esquemas de fraude no son nuevos, se han transformado para aprovecharse de comunidades que ya se enfrentan a una situación sin precedentes. ¿Cómo se está moviendo su organización para fortalecer su programa antifraude para mitigar estos mayores riesgos?

Según las estadísticas históricas de desastres, el Departamento de Justicia de EE.UU. espera que el fraude generalizado aumente entre un 10% y un 12% debido al COVID-19. En una encuesta reciente realizada por la Asociación de Examinadores de Fraude Certificados, el 77% de los miembros encuestados dijo que ha observado un aumento en el nivel general de fraude, y un tercio señaló que este aumento ha sido significativo. Eso es notablemente más alto que en mayo de 2020, cuando el 68% de los encuestados había visto un aumento en el fraude, y una cuarta parte calificó el aumento como significativo.

La pandemia ha creado la necesidad de que las organizaciones examinen sus programas antifraude para determinar si existe una mayor exposición al riesgo que se deba abordar. La ayuda financiera que generalmente sigue a los desastres conduce, lamentablemente, a un mayor riesgo de fraude. Cuantos más fondos para ingresan a la economía, ya sea por huracanes, incendios forestales o una pandemia, mayor será la presencia de delincuentes. Por lo tanto, si bien COVID-19 es el detonante actual de la tendencia al alza del fraude, las organizaciones deben posicionarse para evitar aumentos futuros. Como individuos, tenemos experiencia; sabemos qué hacer para disuadir el fraude y mitigar el riesgo. Sin embargo, combatir los riesgos y anticipar la evolución de los riesgos en el entorno actual requiere un esfuerzo concertado de las organizaciones para reforzar sus programas antifraude.

Descargue el documento completo (en inglés) para conocer los 5 pasos para mejorar su programa de detección de fraude durante la pandemia COVID-19.