Un ex alto ejecutivo de Volkswagen es sentenciado a 7 años de prisión por el fraude “dieselgate”

El ex gerente general de la Oficina de Ingeniería y Medio Ambiente de Volkswagen AG (VW), Oliver Schmidt, fue condenado esta semana a 84 meses de prisión por su participación en el plan de VW de vender vehículos trucados del gigante automovilístico que contenían un software diseñado para engañar a las pruebas de emisiones de Estados Unidos.

El ex ejecutivo, detenido desde comienzos de año, se declaró culpable ante el juez el pasado mes de agosto por su implicación en el trucaje de los motores diesel de la compañía alemana.

Schmidt estuvo al frente de las comunicaciones entre VW y las agencias reguladoras de Estados Unidos entre 2012 y 2015.

En marzo de 2015, fue promovido y regresó a la sede del fabricante de automóviles en Wolfsburg (Alemania), desde donde desempeñó un papel directo en la respuesta que Volkswagen dio a las preguntas de las agencias reguladoras de Estados Unidos sobre la manipulación de los motores diesel.

Oliver Schmidt, de 48 años, ciudadano y residente de Alemania, fue sentenciado por el juez  Sean F. Cox, del Distrito Este de Michigan, quien también ordenó a Schmidt pagar una multa de US$ 400.000. Schmidt se declaró culpable el 4 de agosto de un cargo de conspiración para defraudar a Estados Unidos, cometer fraude electrónico y violar la Clean Air Act –Ley de Aire Limpio–, y un cargo de incumplimiento de la Ley de Aire Limpio.

«Al enterarse del plan de Volkswagen para defraudar y engañar a los consumidores y reguladores estadounidenses, Oliver Schmidt decidió unirse a la conspiración y engañar a los reguladores estadounidenses», dijo el Fiscal General Auxiliar Interino John P. Cronan de la División de lo Penal del Departamento de Justicia. «Este caso, junto con el enjuiciamiento previo de la compañía y otro ingeniero de Volkswagen, demuestran aún más el compromiso inquebrantable de la División Criminal de responsabilizar tanto a corporaciones como a individuos por su accionar indebido».

Schmidt admitió que acordó con los empleados de VW engañar y defraudar a Estados Unidos y a los clientes nacionales que compraron vehículos diesel, y violar la Ley de Aire Limpio. Schmidt se enteró por primera vez durante el verano (boreal) de 2015 que ciertos modelos de vehículos diesel VW contenían un dispositivo o un software que detectaba la diferencia entre cuando el automóvil se sometía a pruebas de emisiones estadounidenses estándar y cuando se conducía en condiciones normales en la carretera. Si el vehículo reconocía que no estaba siendo probando, muchos de sus sistemas de control de emisiones se reducían significativamente, lo que resultó en emisiones de NOx que a veces eran 30 veces más altas que los estándares de EE. UU.

Schmidt admitió haber participado en conversaciones con otros empleados de VW en 2015 sobre cómo coordinar las respuestas a las preguntas de los reguladores de EE. UU. sobre los vehículos diesel de VW sin admitir el dispositivo que se encontraba en los vehículso. Siguiendo las instrucciones de la gerencia, Schmidt se reunió con reguladores estadounidenses dos veces en agosto de 2015 e intentó obtener la aprobación para la venta de vehículos diesel VW adicionales sin revelar lo que él sabía que era la verdad: que la verdadera razón de las altas emisiones en la carretera era VW había instalado software intencionalmente diseñado para engañar a las pruebas de emisiones.

Schmidt admitió además que durante su participación en la conspiración sabía que los vehículos VW «diesel limpio» se comercializaban al público por ser ambientalmente amigables y promovía una mayor economía de combustible al mismo tiempo que cumplían con las reglamentaciones ambientales de EE.UU. Schmidt sabía que los vehículos diesel de VW no cumplían con las normas y regulaciones del país norteamericano Y que estas representaciones hechas a los clientes nacionales eran falsas, admitió.

Como parte de su admisión de culpabilidad, Schmidt acordó que durante su participación en el plan, él y sus cómplices causaron pérdidas a las víctimas de más de US$ 150 millones y que obstruyó la justicia.

Junto a Schmidt, los fiscales de Estados Unidos han acusado a ocho altos cargos de Volkswagen, de los que cinco permanecen en libertad.