Nueva información del caso Mossack Fonseca revela un extenso uso de compañías fantasmas por parte de funcionarios africanos

Líderes políticos africanos utilizaron compañías ficticias para ocultar actos de corrupción, de acuerdo con una nueva serie de informes producto de la filtración de datos del estudio panameño Mossack Fonseca. Los informes apuntan a Argelia, Sierra Leona y Nigeria, y también a los recursos naturales del continente.

Revelaciones publicadas esta semana por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ), en colaboración con más de una decena de organizaciones de noticias en África, exponen nuevos detalles sobre el mal uso del secreto corporativo y sobre la riqueza escondida en África, el continente más pobre del mundo. Los artículos publicados esta semana por el ICIJ y por medios de comunicación en 17 países africanos, destacan el papel clave que las empresas fantasmas pueden desempeñar para facilitar la evasión de impuestos, soborno y otros delitos.

La información que se dio a conocer esta semana—casi cuatro meses después de que ICIJ y más de 100 medios publicaran por primera vez lo que se conoció como los Panamá Papers, la filtración de 11,5 millones de archivos de la firma de abogados panameña Mossack Fonseca—incluye nuevos detalles sobre el intermediario en el centro de la escena de cientos de millones de dólares en presuntos sobornos pagados por contratos de petróleo y gas en Argelia, por ejemplo.

Los archivos también revelan bienes en el extranjero, incluyendo un yate de lujo y un avión, de un magnate de la aviación y del sector petrolero en Nigeria quien estaría muy cerca de un ex ministro del área petrolera y algunos de sus bienes han sido incautados como parte de una investigación de venta de petróleo valorada en US$1.800 millones

Las revelaciones publicadas por ICIJ incluye investigaciones en países que son examinados por primera vez, incluyendo a Tanzania, Burkina Faso, Ghana, Mozambique y Tongo.

Según el consorcio, negocios en 52 de 54 países en África utilizaron compañías offshore creadas por Mossack Fonseca, que se especializa en la constitución de empresas que a menudo son vendidas y son utilizadas para resguardar la titularidad de los dueños o para pagar menos impuestos.

En 44 países, se utilizaron compañías offshore para asistir en negociaciones y exportaciones en los sectores del petróleo, gas y minería; lo que preocupa sobremanera a defensores de la trasparencia y a gobiernos de un continente donde muchos países dependen en gran medida de los ingresos de los recursos naturales.

Según ICIJ, los Panamá Papers incluyen más de 1.400 empresas cuyos nombres indican actividad en las industrias extractivas. Aunque muchas de estas compañías hacen negocios legítimos, ICIJ identificó 37 empresas dentro de los Panamá Papers que han sido nombradas en acciones judiciales o investigaciones gubernamentales relacionadas con los recursos naturales en África.

En Argelia, país rico en petróleo del norte de África, por ejemplo, las investigaciones conducen a US$275 millones en presuntos sobornos pagados a través de un grupo de compañías offshore para obtener contratos de energía, argumentan fiscales italianos. Doce de las 17 compañías offshore que nombran los fiscales italianos como pertenecientes al presunto intermediario, Farid Bedjaoui, sobrino de un ex ministro del exterior de Argelia, fueron constituidas por Mossack Fonseca. Los investigadores italianos describieron una de esas compañías, Minkle Consultant S.A., como un «cruce de los flujos financieros ilícitos» que canalizó millones de dólares de los subcontratistas a una serie de destinatarios cuyas identidades aún se están aclarado.

Las autoridades italianas presentaron cargos contra Bedjaoui. Los fiscales alegan que infló contratos en beneficio de funcionarios argelinos, y a su vez añadió una comisión estándar para él, que le valió el sobrenombre “3 por ciento” luego de que la policía encontrara el porcentaje escrito en un papel, como supuesta comisión de los pagos.

En una respuesta escrita a ICIJ, que fue publicado en la página del Consorcio de Periodistas, Mossack Fonseca señaló que cumple «tanto con la letra como con el espíritu de la ley… no hemos sido acusados una sola vez en 40 años de operaciones de actos delictivos. Estamos orgullosos del trabajo que hacemos, a pesar de los recientes y deliberados intentos de algunos de provocar una errónea caracterización». La firma ha señalado que ellos se dedican a ayudar a la constitución de compañías, y que antes de trabajar con cualquier cliente realizan un proceso de debida diligencia.

Si bien los registros muestran que la firma panameña ha investigado a muchos de los interesados en sus servicios, sus métodos de debida diligencia parecen haber sido insuficientes en algunos casos, según el autor del artículo principal de ICIJ, Will Fizgibbon, que trabaja en la oficina de Washington del consorcio.

La publicación esta semana de las investigaciones es un trabajo en colaboración entre ICIJ e importantes organizaciones de medios de comunicación de África que van desde los periódicos tradicionales en Namibia, a las estaciones de radio más populares en Ghana y a sitios web en Marruecos. Los socios de informes incluyen periodistas que han publicado previamente historias como parte de los Panamá Papers así como periodistas de Ghana, Tanzania, Níger, Mozambique, Mauricio, Burkina Faso y Togo, que está publicando historias por primera vez.