Informe exclusivo de ACFCS—La caída de Afganistán: si el pasado es prólogo, un vistazo a Terror 3.0


  • Para los combatientes en Afganistán, la rápida caída de Kabul es una pesadilla constante. La situación ha puesto a las agencias de inteligencia estadounidenses y extranjeras en alerta máxima y se está convirtiendo en un escenario de alto riesgo para los equipos de cumplimiento de delitos financieros contra el lavado de dinero (ALD/CFT) en todo el mundo.
  • En primer lugar, los talibanes—en forma directa o trabajando con otros grupos radicales islámicos como al-Qaeda en el subcontinente indio (AQIS), Tehrik-e-Taliban (TTP) y la Red Haqqani (HQN)— ahora con acceso al sistema financiero internacional podría intentar mover fondos a través de conexiones bancarias corresponsales, el sistema de transferencia de valor informal hawala (IVTF) y las relaciones de intercambio de Sarafi.
  • Los profesionales ALD/CFT, deben estar en alerta máxima ante una situación fluida, inestable y que se deteriora rápidamente. Una posible preocupación para los equipos ALD, las fuerzas del orden y la comunidad de inteligencia: que Afganistán experimente una explosión de financiamiento ilícito, con el objetivo final de financiar espectaculares ataques terroristas contra enemigos de toda la vida.

Por Erin O’Loughlin, Senior Director of Training y Brian Monroe, VP of Content, ACFCS
15 de Agosto de 2021

Contribuyó en este artículo Joshua Fruth, Chief Strategy Officer of Section 2 Financial Intelligence Solutions (s2fis.com) con sede en Washington D.C. (s2fis.com)

El presidente Ghani se ha ido. Los talibanes en Afganistán acaban de tomar el palacio presidencial en Kabul, proclamando la victoria de una guerra de 20 años.

La noticia es una cubeta de agua fría para los países, personal militar y de apoyo de todo el mundo que han sacrificado mucho, en forma de vidas humanas, heridas (físicas, emocionales y psicológicas) y dinero de los contribuyentes.

Para los combatientes actuales y anteriores, la rápida caída de Kabul es una pesadilla constante.

Estos héroes están viendo cómo sus esfuerzos, legados y sacrificios se evaporan delante de sus ojos mientras el personal de la Embajada de EE.UU., funcionarios del gobierno y aterrorizados civiles afganos huyen al Aeropuerto Internacional Hamid Karzai (HKIA), el último bastión del poder de EE.UU., un baluarte contra la avalancha de extremistas envalentonados.

La situación ha puesto a las agencias de inteligencia estadounidenses y extranjeras en alerta máxima y se está convirtiendo en un escenario de alto riesgo para los equipos de cumplimiento de delitos financieros (ALD) en todo el mundo.

Si bien todavía no está claro si, cuándo y cómo los talibanes se harán cargo de varios componentes de la gobernanza, para incluir oficinas y tesoros financieros, la opinión predominante es que es solo cuestión de tiempo antes de que los talibanes saqueen el Da Afghanistan Bank, la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) y banco central del país.

Esto permitirá a los talibanes enriquecer sus arcas inmediatamente con miles de millones de dólares, ingresar ilegalmente al sistema financiero internacional y controlar la compensación en dólares estadounidenses, a menos que haya un cambio inmediato de política proveniente de Estados Unidos con respecto a la compensación de nuestra moneda fiduciaria.

Algunos analistas creen que las potencias regionales China, Rusia, Irán, Pakistán e India no interferirán en los asuntos de los talibanes, a diferencia de Estados Unidos y otros países socios.

Es posible que los caudillos que antes se pensaba que representaban una amenaza para las operaciones de los talibanes ya hayan sido desplazados. Como resultado, algunos expertos de las fuerzas militares estiman que los talibanes están operando tácitamente sin un adversario significativo.

Como motor de la producción internacional de heroína—instrumental en el comercio de hachís, y un centro emergente de tráfico de metanfetamina derivado del descubrimiento por parte de los talibanes de una planta productora de efedra en las regiones montañosas del centro de Afganistán alrededor de 2018—, los talibanes pueden industrializar la producción de drogas ilícitas y el tráfico a nivel estatal, emergiendo como un epicentro global del narcotráfico.

El vacío de poder que siguió a la retirada de la Unión Soviética fue un catalizador a largo plazo para que los talibanes pashtún se afianzaran en Afganistán.

La consolidación del poder de las armas convencionales (de origen estadounidense) para abastecer al ejército afgano puede resultar en que los talibanes emerjan también como un centro global de tráfico de armas.

En resumen, los talibanes, en las próximas horas, días o meses, podrían transformarse en un califato islámico de facto.

La región probablemente se convertiría en un destino para una serie de grupos terroristas radicales de la secta islámica sunita que participan en la planificación, puesta en escena y ejecución de ataques de Operaciones Externas (Ex-Ops) en todo el mundo; incluso los aliados de Estados Unidos y la OTAN.


En la implosión de Afganistán, preocupaciones para los equipos de cumplimiento de delitos financieros

Para los profesionales ALD/CFT, deben estar en alerta máxima ante una situación fluida, inestable y que se deteriora rápidamente.

Una posible preocupación para los equipos ALD/CFT, las fuerzas del orden y la comunidad de inteligencia: que Afganistán experimente una explosión de financiamiento ilícito, con el objetivo final de financiar importantes y certeros ataques terroristas contra enemigos de toda la vida.

En primer lugar, los talibanes—en forma directa o trabajando con otros grupos radicales islámicos como al-Qaeda en el subcontinente indio (AQIS), Tehrik-e-Taliban (TTP) y la Red Haqqani (HQN)— ahora con acceso al sistema financiero internacional podría intentar mover fondos a través de conexiones bancarias corresponsales, el sistema de transferencia de valor informal hawala (IVTF) y las relaciones de intercambio de Sarafi.

El objetivo final: financiar los ataques de Ex-Ops en Occidente y trasladar a los atacantes a través de lo que actualmente es la frontera sur de Estados Unidos más porosa en décadas, con más de 200.000 cruces ilegales en julio de 2021.

Eso significa que cualquier banco con relaciones con Afganistán (de corresponsalía u otro tipo), o bancos cercanos en la región, puede tener que reajustar, refinar y revisar las transacciones para asegurarse de que no estén proveyendo servicios que favorezcan a los talibanes.

En segundo lugar, en la misma línea, los grandes grupos bancarios internacionales van a tener que controlar instituciones pequeñas y medianas con las que están conectados para asegurarse de que no cuenten con relaciones corresponsales «anidadas» que puedan ser asumidas por grupos terroristas: peligrosos y perennes puntos ciegos en el cumplimiento de delitos financieros.

Eso puede ocurrir cuando un banco grande tiene una relación directa con un banco más pequeño y esa institución luego se involucra en una relación con una institución secundaria de riesgo en una región turbulenta del mundo, sin que el corresponsal más grande tenga conocimiento o la capacidad de ver las transacciones individuales; lo que en mundo ALD se llama el cliente de un cliente o KYCC.

Los bancos estadounidenses e internacionales también pueden tener que revisar y repensar cualquier contrato que tengan con agencias gubernamentales en Afganistán, ya que, si los talibanes se apoderan del gobierno, estas instituciones financieras podrían aparentemente estar lidiando con un grupo terrorista y su financiamiento ilícito.

Otra incógnita más vinculada a la comunidad de cumplimiento es la seguridad relacionada con los reportes de actividad sospechosa presentados por los equipos ALD de los bancos a la UIF del país.

El Centro de Análisis de Informes y Transacciones Financieras de Afganistán (FinTRACA) se estableció como una UIF en 2006.

En su sitio web, la UIF señala que tiene el «propósito de hacer cumplir sus poderes, deberes y funciones, incluida la plena autonomía en las decisiones para recibir, analizar y difundir información relacionada con el LD y el FT».

“FinTRACA, junto con supervisores financieros, agencias de aplicación de la ley y fiscales, contribuye a construir y mantener un entorno en Afganistán dirigido a identificar y combatir la actividad de lavado de dinero y el financiamiento del terrorismo”, según el sitio.

En los últimos tres años, la UIF declaró que ha recibido más de 2.000 reportes de actividades sospechosas (ROS) vinculados a finanzas ilícitas o grupos terroristas, 843 en 2019, 800 en 2020 y 620 en lo que va de año.

Esos informes podrían poner a los bancos y a los equipos de cumplimiento que los presentaron en riesgo de ser atacados por los talibanes.

Al mismo tiempo, el grupo también podría rastrear los datos para averiguar qué habían descubierto los investigadores sobre su red financiera, tácticas de lavado y financistas del terrorismo profesionales que intentaban esconderse en las sombras.

Muchos de estos resultados son casi una certeza, ya que los principales expertos en seguridad suponen que el líder supremo de los talibanes, Haibatullah Akhundzada, prestará juramento como nuevo presidente afgano.

Esto podría significar que Akhundzada asumirá la supervisión del ejército afgano, incluidos los aviones rotativos y de ala fija, misiles, vehículos blindados y suficientes armas pequeñas para empoderar a un ejército convencional y permitir una operación global de tráfico de armas.

Sin mencionar el control total sobre los bancos y cómo y cuándo entrará y saldrá el dinero del país. ¿Cómo podemos predecir lo que vendrá con respecto a la toma del país por los talibanes? Para mirar hacia adelante, primero debemos mirar hacia atrás.

Otra incógnita más vinculada a la comunidad de cumplimiento es la seguridad relacionada con los reportes de actividad sospechosa (ROS) presentados por los equipos ALD de los bancos a la UIF de Afganistán.

El vacío de poder que siguió a la retirada de la Unión Soviética fue un catalizador a largo plazo para que los talibanes pashtún se afianzaran en Afganistán.

Mientras Afganistán luchaba contra las facciones comunistas en el norte del país, Osama Bin Laden publicó una fetua (fatwa) llamada «Fatwa contra ciudadanos estadounidenses» en el periódico británico Al-Quds Al-Arabi.

Esta fetua de febrero de 1998 se publicó a nivel mundial y tuvo eco en millones de musulmanes de todo el mundo. Argumentó que la cabeza de la «serpiente sionista» no era SOLO Israel, sino el país que financia a Israel: Estados Unidos.

Esta pieza resonó tan bien entre los aspirantes a yihadistas enojados con Occidente, que decenas de jóvenes viajaron a Afganistán para aprender y entrenar bajo la tutela de Bin Laden.

Con estos luchadores también llegó el dinero. Millones de dólares llegaron de todo el mundo a las arcas de Bin Laden para cortarle la cabeza a la «serpiente sionista».


A medida que cae una «superpotencia», los extremistas ven califato global

Una vez que los rusos abandonaron el campo de batalla, se corrió la voz de que los afganos locales habían derrotado a una superpotencia. El dinero, en forma de donaciones, fluyó de múltiples fuentes ubicadas en una miríada de países.

Esto también llevó a los combatientes extranjeros que se habían unido a la lucha contra los rusos a regresar a sus países de origen y reclutar más combatientes para establecer una base en Afganistán.

También fue un terreno fértil para que Osama Bin Laden, que había aterrizado en Kandahar (el lugar de nacimiento de los talibanes), después de ser expulsado de Arabia Saudita por sus críticas a la familia real, estableciera una base, también conocida como Al Qaeda (traducción: The Base).

Con esta afluencia de dinero, él, y con la bendición de los talibanes, estableció más de 80 campos de entrenamiento en todo el país.

¿Por qué hicieron esto? Porque pudieron.

Los talibanes eran la entidad controladora dentro del país, y permitieron e incluso participaron en entrenamientos. Estas capacitaciones incluyeron armas pequeñas, conducción táctica, fabricación de bombas, operaciones bancarias occidentales y capacitación sobre productos químicos / venenos / toxinas, por nombrar algunos.

Estos campos de entrenamiento se convirtieron en el ímpetu para aprender a atacar la cabeza de la “serpiente sionista”, también conocida como Estados Unidos, lo que llevó al 11 de septiembre.

En la actualidad, podemos evaluar las últimas dos décadas con una visión retrospectiva.

Cualquier grupo insurgente que haya sufrido la pérdida de miles de vidas como los talibanes, con la capacidad de reconstituir sus filas de manera constante año tras año, prioriza claramente el sostenimiento operacional sobre la vida humana, y eso se basa exclusivamente en las finanzas.

Los líderes talibanes han admitido que aplicaron un zakat (impuesto) del diez por ciento a todas las exportaciones de amapola (la planta utilizada para producir opio) cuando tenían el control.

Este impuesto también se aplicó a todos los hogares afganos, la mayoría de las veces incluso tomando por la fuerza los pocos fondos que tenían.

La realidad es que los talibanes han desempeñado un papel mucho más activo en el tráfico de drogas, que incluye la vigilancia de los laboratorios de producción, la propiedad de los laboratorios, el transbordo transfronterizo, el dominio de los puestos de control en las carreteras y, en ciertos casos, la propiedad del producto final. En los últimos años, los talibanes incluso han hecho la transición al negocio de la metanfetamina de cristal.


Historia comparada: la naturaleza aborrece el vacío, los grupos terroristas buscan el vacío

En 2006, el notorio líder de al-Qaeda de Irak (AQI), Abu Musab al-Zarqawi, murió en un ataque aéreo estadounidense. En 2008, como promesa de campaña, la administración Obama se retiró de Irak.

El vacío de poder llevó a la reestructuración de AQI como Estado Islámico de Irak (ISI), entonces bajo el liderazgo de Abu Bakr al-Baghdadi.

En 2011, se produjo una crisis económica regional en el norte de África y Oriente Medio a través de los jóvenes en las redes sociales. Este movimiento, que se conoció como la «Primavera Árabe», fue utilizado por el grupo islamista Hermandad Musulmana (MB).

El grupo finalmente desplazó a varios líderes estatales, pero sus logros más importantes ocurrieron en Egipto.

El aliado de Estados Unidos y presidente egipcio, Hosni Mubarak, fue desplazado, lo que provocó un incidente del gobierno interino en elecciones democráticas. Esas elecciones resultaron en lo impensable: un candidato de los Hermanos Musulmanes, Mohammed Morsi, fue elegido para el cargo mayor.

Morsi anuló inmediatamente la constitución de Egipto y comenzó a establecer las condiciones para un Estado Islámico que los yihadistas de toda la región vieron como un potencial «Califato» (o sucesión del Reino Islámico del Profeta Mahoma).

Sin embargo, ese régimen no duró, ya que el ministro de Defensa egipcio, Fatel Abdel al-Sisi, llevó a cabo un golpe de Estado y encarceló a Morsi, amenazando de muerte a los miembros de los Hermanos Musulmanes.

Esto resultó en la proliferación a gran escala de yihadistas regionales desde Egipto hasta Siria para luchar contra el régimen de Bashar al-Assad, que también había sido amenazado por el movimiento de la Primavera Árabe.

Los muyahidines que se fueron a Siria se alinearon con ISI y se reestructuraron como ISIS.

Sacar a ISIS de su califato territorial en Irak y Siria requirió la cooperación de tres grupos distintos, nada amigables. Estos incluían a Estados Unidos y sus aliados kurdos de la nación anfitriona, la Guardia Revolucionaria Iraní (IRGC) y sus fuerzas de poder del Grupo de Milicias Chiítas (SMG), y las fuerzas militares del presidente sirio Bashar al-Assad, que eran apuntaladas por los rusos.


En la actualidad: ¿Se fusionarán grupos terroristas dispares, continuará la tendencia de «amenazas híbridas»?

El vacío de poder en Afganistán está de vuelta, y ahora sabemos que los talibanes probablemente pronto controlarán el sistema financiero del país, el ejército, las armas, los recursos preciosos y el tráfico de drogas.

En la década de 1990, los talibanes se asociaron con al-Qaeda, que en ese momento solo se estaban haciendo un nombre y construyendo su red.

La percepción de que los talibanes han logrado derrotar a las superpotencias en el mundo ha resonado en las redes de foros de mensajería y chat encriptados, muy utilizadas por los yihadistas.

Esto ha llevado a la preocupación de que los talibanes podrían fusionarse con otros grupos terroristas regionales sunitas como el TTP, la red Haqqani y al-Qaeda para asumir un nuevo ISIS como Califato, aunque sin el contrapeso de los adversarios (estatales y no estatales) que ISIS se enfrentó.

La primera fase del terrorismo moderno anterior al 11 de septiembre, que va desde la revolución chiita iraní de 1979 hasta los muyahidines afganos de la Hermandad Musulmana, cambió con un movimiento posterior al 11 de septiembre hacia la teoría de la «amenaza híbrida», en la que los grupos terroristas se ajustaron y pasaron de ser medios puramente ideológicos a ser empresas delictivas que conservaban puntos de vista extremistas.

La toma de poder de los talibanes esta semana puede marcar el comienzo de una posible tercera era del terrorismo moderno, una que puede materializarse en una amenaza que ni la Hermandad Musulmana de Egipto ni el ISIS podrían reclamar: un califato islámico indiscutible.

Lo que aún no está claro es qué países se opondrán al control de Afganistán por los talibanes.

La rápida transición de los talibanes a un estado de la Sharia, con relaciones amistosas con al-Qaeda y otros grupos extremistas, y vínculos con la criminalidad masiva presentan una oportunidad para un nuevo centro global de finanzas ilícitas.

Modern National Security Policy y el Great Power Competition (GPC)

La opinión predominante en 2021 con respecto a la Contrainsurgencia (COIN) es que Occidente debe dejar de enfocarse en el terrorismo y comenzar a enfocarse en las amenazas de adversarios casi estatales o paraestatales que surgen de China, Rusia e Irán.

Por lo tanto, se considera que el vacío de poder abandonado por Estados Unidos está listo para que estos estados lo llenen y cumplan, sin oponerse al reclamo de liderazgo de los talibanes, que ahora se refieren a sí mismos como el «Emirato Islámico».

China: ¿Son los talibanes un grupo terrorista o un potencial socio?

A mediados de agosto, el ministro de Relaciones Exteriores de China, Wang Yi, llamó a los talibanes una «fuerza militar y política fundamental» y los instó a «mantener en alto la bandera de las conversaciones de paz», mientras posaba para una sesión de fotos con una docena de militantes talibanes.

Este compromiso abierto es el primero para China.

¿Por qué? Se podría afirmar que están apostando por sus intereses económicos y de inversión en la región, incluido un programa de infraestructura masivo conocido como la Iniciativa de la Franja y Ruta (Belt and Road Initiative).

Durante estas conversaciones con el Ministro de Relaciones Exteriores, se ha informado de que los talibanes se han comprometido a no permitir que se utilice suelo afgano para interferir en los asuntos internos de China.

Este acuerdo apunta a que China no se entrometerá en los asuntos de Afganistán (ahora Taliban) si sus inversiones no se ven afectadas.

Esto les da a los talibanes rienda suelta, una vez más, para mover dinero alrededor del mundo, para apoyar cualquier ataque futuro contra Occidente.

La extracción de elementos de tierras raras (REE), minerales y piedras preciosas por compañías o emprendimientos chinos en minas controladas por los talibanes podría resultar una empresa comercial que conecta al Partido Comunista Chino (PCCh) y al régimen talibán.

Rusia e Irán: el enemigo de mi enemigo y un vistazo al futuro

Pero China no es la única superpotencia que reconocerá y trabajará con los talibanes. Rusia e Irán se han involucrado en la situación.

Funcionarios turcomanos, uzbecos y rusos han mantenido conversaciones con los talibanes durante el deterioro de la situación de seguridad, mientras culpan a Estados Unidos por lo que está sucediendo. Irán ha declarado públicamente que repatriará a los residentes afganos que huyan y ha mantenido conversaciones para garantizar la seguridad de sus diplomáticos en Afganistán.

El oleoducto de Turkmenistán, Afganistán, Pakistán, India (TAPI) de energía de origen ruso ha sido durante mucho tiempo un sueño de los rusos y las otras naciones, un acuerdo que proporcionaría miles de millones en nuevos ingresos para los talibanes.


¿Podría una retirada de Afganistán conducir realmente a ataques terroristas financiados por los talibanes?

El peor escenario es que a través de una combinación de más acceso a financiamiento internacional y fondos de financiamiento cerca de EE.UU., junto con personas y equipos que ingresan a este país, los grupos terroristas comenzarán a involucrarse en ataques pequeños y grandes.

Al principio, potencialmente comenzando con lo que están haciendo actualmente: ataques con aviones no tripulados, coches bomba y ataques con artefactos explosivos improvisados, pero esta vez, sería en suelo estadounidense.

Pero la pregunta es cómo. La cruda realidad: muchos de los ingredientes necesarios ya están ahí.

Operaciones externas (ex-Ops): Los talibanes son ahora, sin lugar a duda, el grupo terrorista mejor financiado de la historia.

Algunos expertos argumentan que su enfoque inmediato estará en inculcar servicios esenciales y de comando y control dentro de Afganistán, mientras que otros expertos argumentan que los talibanes tienen el ancho de banda para hacer frente a esto al mismo tiempo que apoyan los ataques de Ex-Ops contra Occidente a través de representantes como al- Qaeda.

Los talibanes tienen autonomía, una vez más, para utilizar la industria financiera a voluntad.

También tienen más armas, tomadas de las arcas de las fuerzas estadounidenses, así como la infraestructura para respaldar operaciones externas, por ejemplo, ataques transfronterizos en Pakistán, ataques contra EE.UU. y sus aliados de la OTAN en el país y en el extranjero, en particular teniendo en cuenta la actual porosidad de la frontera de EE.UU.

Primero obtienes el dinero: la historia parece repetirse.

Los talibanes, junto con su socio Al-Qaeda, seguirán pagando a personas de todo el mundo para que realicen ataques contra quienes se alinean en su contra.

Esta ha sido una táctica que Al-Qaeda en Irak (AQI) ha utilizado con éxito.

Los miembros de AQI han hecho saber que pagan a las familias de los mártires después de un ataque para atraer o coaccionar a los residentes de un área en particular para que cumplan sus órdenes.

Continuarán invirtiendo en infraestructura, como la construcción de represas, así como en electricidad y energía para particularmente la mitad sur del país, así como en esfuerzos humanitarios, por mínimos que sean.

Luego llega la frontera: en julio, 200.000 personas cruzaron la frontera sur de Estados Unidos. No se sabe cuántas de estas personas traían drogas o niños como víctimas de la trata al país.

El mes pasado también se descubrió un túnel de 55 metros a lo largo de la frontera entre California y México. Los funcionarios estadounidenses han declarado públicamente que los narcotraficantes utilizan túneles como este para «realizar actividades ilícitas prácticamente sin ser detectados» a través de la frontera.

Dado que Afganistán ya suministra la mayor parte de la heroína del mundo, muchos creen que el tráfico de drogas se disparará a nuevos registros dada la venta no regulada de amapola (opio) a países fuera de Afganistán.

El tráfico de drogas no será el único bien que aumentará a escala mundial.

El tráfico de armas, tanto de armas pequeñas como convencionales, se elevará a un nivel imprevisto hasta ahora.

Cripto: Si bien no se cree que la moneda criptográfica se utilice regularmente en transacciones de financiamiento del terrorismo en Afganistán en la actualidad, operaciones recientes han revelado el uso intensivo de criptomonedas por parte de otros grupos yihadistas sunitas.

En agosto de 2020, el Departamento de Justicia de EE.UU. anunció el desmantelamiento o interrupción global de tres campañas cibernéticas de financiamiento del terrorismo que involucraban a la Brigada Al-Qassam (el ala militar de Hamas), Al-Qaeda e ISIS.

La operación coordinada detalló tres acusaciones de decomiso y una denuncia penal.

Esta noticia por sí sola muestra la resistencia y determinación de los grupos terroristas para continuar recaudando y moviendo dinero tanto en formas tradicionales como emergentes.

Dada la probabilidad de futuras restricciones del Departamento del Tesoro de EE.UU. sobre las finanzas de los talibanes, es probable que prolifere el uso de criptomonedas en el Talibán.

Se podría decir que veremos una ola de nuevos ataques terroristas, similar a un “Terror 3.0”, la nueva y mejorada campaña terrorista de los talibanes y los extremistas radicales.

Con un potencial futuro tan terrible en el horizonte, los investigadores de delitos financieros tanto en el sector público como en el privado tienen una tarea inmensamente desalentadora e importante sobre sus hombros.

Para examinar críticamente las alertas y la inteligencia que pueblan sus casos y trabajar de manera más cercana y proactiva con las agencias de inteligencia y el cumplimiento de la ley, tal vez mucho más antes en el pasado.