Dueños de call center en Costa Rica se declaran culpables de defraudar a individuos a través de falsos premios de lotería

Dos ciudadanos estadounidenses y un canadiense se declararon culpables la semana pasada de participar en un esquema “fraudulento de lotería” valorado en US$ 9 millones para defraudar a cientos de residentes de Estados Unidos, muchos de ellos ancianos, anunció el Departamento de Justicia.

Jeffrey Robert Bonner, de 37 años, de Sacramento, California; Cody Trevor Burgsteiner, de 33 años, de Houston; y Darra Lee Shephard, de 57 años, de Calgary, Alberta, se declararon culpables de diversos cargos de lavado de dinero internacional y de fraude electrónico, todos ellos en relación con un esquema de fraude de telemercadeo de Costa Rica. Todavía no se han fijado fechas para la sentencia.

Como parte de sus declaraciones de culpabilidad, Bonner, Burgsteiner y Shephard admitieron que desde 2007 hasta finales de 2012, trabajaron en un call center o centro de llamadas en Costa Rica, propiedad de Bonner, desde donde realizaban llamadas telefónicas a residentes en Estados Unidos para informarles falsamente que habían ganado suculentos premios en efectivo en concursos de lotería. Les indicaban a las víctimas, muchas de los cuales eran personas de edad avanzada, que, con el fin de recibir el premio, tenían que pagar por una supuesta «cuota de seguro reembolsable», admitieron los acusados. Las víctimas enviaban el dinero a través de un negocio de servicios monetarios a la cuenta bancaria de la supuesta “entidad aseguradora”.

Cuando algunas de las víctimas les pedían que validaran la legalidad de la compañía dueña de la lotería que otorgaba el premio, los acusados les daban un número de teléfono con código de área en EE.UU., pero que en realidad era contestado en uno de los «boiler room» en Costa Rica, y los acusados se hacían pasar por representantes de estas compañías para asegurar a las víctimas que los premios eran auténticos y que ellos los habían ganado.

Bonner, Burgsteiner y Shephard admitieron que una vez que recibían el dinero, se ponían en contacto con las víctimas nuevamente para decirles que el importe de sus premios había aumentado, ya sea debido a un error de administrativo o porque otros ganadores habían sido descalificados. De esta forma se les indicaba a las víctimas que debían enviar dinero adicional para pagar las nuevas comisiones, obligaciones y seguros para recibir el incrementado premio de lotería.

Los acusados admitieron además que ellos y sus cómplices continuaron sus intentos de cobrar dinero adicional por parte de las víctimas hasta que éstas quedaban sin dinero o descubrían la naturaleza fraudulenta del sistema. Para enmascarar el hecho de que estaban llamando desde Costa Rica, los delincuentes llamaban a través teléfonos que se conectaban por Internet (voice over internet protocol, VoIP) que mostraban el código de área 202, dando la falsa impresión de que estaban llamando desde Washington, DC.

Según se desprende del acuerdo, los acusados a menudo señalaban que estaban llamando en nombre de una agencia federal de EE.UU. para ofrecer engañosamente a las víctimas una falsa sensación de seguridad.

Para inducir a las víctimas a enviar el dinero, los acusados se hacían pasar como agentes federales, muchas veces de la «Federal Trade Commission», y les indicaban a las víctimas que era su trabajo asegurar que era el trabajo de la agencia federal asegurarse que las personas recibieran sus premios.

Bonner, Burgsteiner, Shephard y sus cómplices fueron responsables de que cientos de ciudadanos de EE.UU. perdieron aproximadamente US$ 9 millones en manos de este esquema de fraude.

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