Los países emergentes experimentaron una fuga de capitales de casi US$1 billón en solamente un año

Un récord de US$ 991.200 millones se fugó de países emergentes y en vías de desarrollo en 2012, facilitando la delincuencia, la corrupción y la evasión fiscal, según el último estudio publicado esta semana por Global Financial Integrity (GFI), una organización de investigación con sede en Washington. El informe estima que el total de la fuga ilícita de capital de las economías en desarrollo entre los años 2003 y 2012 llega a US$6,6 billones.

Con el título “Illicit Financial Flows from Developing Countries: 2003-2012” (Flujos Financieros Ilícitos de países en vías de desarrollo: 2003-2012) el informe señala que los flujos ilícitos de capital están creciendo a un 9,4% por año, aproximadamente el doble del crecimiento del PIB mundial en el mismo período.

«Como lo demuestra este informe, los flujos financieros ilícitos son el problema económico más dañino que azota a las economías emergentes y en desarrollo», dijo el presidente de GFI Raymond Baker. «Estas fuga de capitales, mayores que la suma de toda la FDI y ODA (Foreign Direct Investment y Official Development Assistance) que fluye a estos países, está extrayendo aproximadamente US$1 billón por año de las economías pobres y en desarrollo de todo el mundo».

«Lo más preocupante, sin embargo, es el hecho de que estas fugas están creciendo a un ritmo alarmante del 9,4% anual, el doble que el crecimiento del PIB mundial», según Baker. «Es imposible lograr un desarrollo global sostenible a menos que los líderes mundiales se comprometan a abordar este tema en forma franca y directa. Es por eso que es esencial que las Naciones Unidas incluya un objetivo específico el próximo año para reducir a la mitad todos los flujos ilícitos relacionados con el comercio para el año 2030 como parte de la Agenda de Desarrollo Sostenible».

El estudio revela que los flujos financieros ilícitos alcanzaron un máximo histórico de US$ 991.200 millones en 2012, marcando un aumento drástico en comparación con el año 2003, cuando la fuga de capitales alcanzó US$ 297.400 millones.

En algunas partes del año los autores señalan que este crecimiento es mucho mayor, particularmente en Oriente Medio y el Norte de África (MENA) y en el África subsahariana, donde los flujos ilícitos están creciendo a un promedio del 24.2% y 13.2% respectivamente.

La facturación comercial falsa es el canal dominante

La facturación fraudulenta de las transacciones comerciales mostró ser el principal componente en los flujos financieros ilícitos de países en desarrollo, representando el 77,8% de todos los movimientos ilícitos. Lo que destaca que cualquier esfuerzo para reducir significativamente los flujos financieros ilícitos debe abordar la facturación comercial fraudulenta, o como se conoce en inglés “trade misinvoicing”.

«Los flujos financieros ilícitos tienen importantes consecuencias para las economías en desarrollo», explicó Joseph Spanjers, coautor del informe. «Los países emergentes y en vías de desarrollo experimentaron una hemorragia de US$1 billón de sus economías en 2012 que podrían haber sido invertidos en negocios locales, programas de salud, educación o infraestructura. Se trata de US$1 billón que podrían haber contribuido a un crecimiento económico inclusivo, la creación de empleos legítimos en el sector privado, y lograr presupuestos públicos sólidos. Sin una acción concreta frente a las fuga ilegal de capitales, va a crecer la sangría en los países en vías de desarrollo».

Ranking

La investigación sigue el rastro de la fuga ilegal de capital de 151 países emergentes y en vías de desarrollo entre 2003 y 2012, y califica a los países por el volumen de los flujos ilícitos. Según el informe, los 25 mayores exportadores de flujos financieros ilícitos durante la década son:

China– US$125.240 millones en promedio (US$1,25 billones acumulado)
Rusia– US$97.390 millones en promedio (US$973.860 millones acumulado)
México– US$51.430 millones en promedio (US$514.260 millones acumulado)
India– US$43.960 millones en promedio (US$439.590 millones acumulado)
Malasia– US$39.490 millones en promedio (US$394.870 millones acumulado)
Arabia Saudita– US$30.860 millones en promedio (US$308.620 millones acumulado)
Brasil– US$21.710 millones en promedio (US$217.100 millones acumulado)
Indonesia– US$18.780 millones en promedio (US$187.840 millones acumulado)
Tailandia– US$17.170 millones en promedio (US$171.680 millones acumulado)
Nigeria– US$15.750 millones en promedio (US$157.460 millones acumulado)
Emiratos Árabes Unidos–US$13.530 millones en promedio (US$135.300 millones acumulado)
Sudáfrica– US$12.210 millones en promedio (US$122.140 millones acumulado)
Iraq– US$11.140 millones en promedio (US$89.100 millones acumulado)
Costa Rica– US$9.40 millones en promedio (US$94.030 millones acumulado)
Filipinas– US$9.350 millones en promedio (US$93.490 millones acumulado)
Bielorrusia– US$8.450 millones en promedio (US$84.530 millones acumulado)
Polonia– US$5.310 millones en promedio (US$53.120 millones acumulado)
Panamá– US$4.850 millones en promedio (US$48.480 millones acumulado)
Serbia– US$4.570 millones en promedio (US$45.660 millones acumulado)
Chile– US$4.560 millones en promedio (US$45.640 millones acumulado)
Brunei– US$4.300 millones en promedio (US$34.400 millones acumulado)
Siria– US$3.770 millones en promedio (US$37.680 millones acumulado)
Egipto– US$3.770 millones en promedio (US$37.68millones acumulado)
Paraguay– US$3.700 millones en promedio (US$36.970 millones acumulado)
Venezuela– US$3.680 millones en promedio (US$36.770 millones acumulado)

El informe recomienda que los líderes mundiales busquen eliminar la opacidad en el sistema financiero mundial, lo que facilita estas fugas. Entre otras, la GFI recomienda que los gobiernos creen registros públicos con información completa sobre los beneficiarios finales de todas las entidades legales y que los reguladores financieros obliguen a todos los bancos a que conozcan al beneficiario final de cualquier cuenta que se abra en sus instituciones financieras.

Los gobiernos también deberían apuntalar el cumplimiento de las leyes y obligaciones aduaneras y equipar y entrenar a los oficiales para que detecten de manera más eficaz la facturación fraudulenta en el comercio internacional y las transacciones de importación/exportación donde participan países que son considerados paraísos fiscales o jurisdicciones de alto secretismo deben ser tratadas con el mayor nivel de escrutinio por parte de los agentes de ley, de aduanas y de impuestos.

Según los propios autores del informe, los resultados en el mismo son bastante cautos y conservadores ya que no incluyen la facturación fraudulenta de servicios, transacciones hawala, y negocios realizados en grandes cantidades de dinero en efectivo. «Esto significa que muchas formas abusivas de precios de transferencia realizados por corporaciones multinacionales, así como gran parte de las ganancias producto del tráfico de drogas, el tráfico de personas y otras actividades delictivas, que por lo general son en efectivo, no se incluyen en estas estimaciones», señaló Kar, quien antes de comenzar a trabajar para GFI en 2008 trabajó como Economista Senior en el Fondo Monetario Internacional.