El papel de las monedas digitales en los nuevos delitos financieros mientras los reguladores consideran medidas

[private]Por Allison Walton*

Con la continua popularidad de los juegos en línea y el empuje implacable de nuestra sociedad hacia la digitalización y la movilidad, las monedas virtuales están ganando espacio. Es fácil imaginar el dinero, tal como lo conocemos, desapareciendo, y todas las transacciones financieras realizándose a través de su reemplazo digital. Desde el billete físico hasta la financiación de campañas políticas, el dinero digital ha surgido como un nuevo y evasivo instrumento financiero que clama por regulación.

Si bien todavía no es aceptada en la tienda de café de la esquina, nos encontramos en medio de la tormenta de la moneda virtual y uno de los mejores ejemplos es Bitcoin. Originalmente conocido por el seudónimo de Satoshi Nakamoto, que apareció en 2009 y sentó las bases de una unidad monetaria descentralizada en el mercado virtual, esta moneda digital fue en parte una respuesta a la crisis financiera de 2008. La intención de Bitcoin fue facilitar una red global en línea de las personas para realizar transacciones comerciales sin depender de las instituciones financieras y sus inevitables requerimientos regulatorios burocráticos. Por otra parte, la crisis del 2008 enseñó al mundo que los bancos, de hecho, no eran demasiado grandes para quebrar (too big to fail).

Este nuevo tipo de moneda salió de los mundos académico y libertario. Ha ganado impulso desde entonces y, si bien hay una buena perspectiva para esta nueva moneda virtual, los fundadores de Bitcoin advierten que la confianza es un factor esencial para el adecuado funcionamiento de la cadena de transacciones.

Esto significa que mientras el Bitcoin puede ser un buen refugio de los bancos «demasiado grandes para quebrar» y de los aspectos negativos de realizar transacciones con éstos, no existe una forma infalible para proteger el dinero de uno de los hackers y otros criminales. No hay una agencia regulatoria para la moneda virtual y la libertad para llevar a cabo transacciones conlleva el riesgo inherente de no tener las garantías de una gran institución financiera. Los usuarios de Bitcoin no están impresionados con lo que significaban esta garantía para las personas en el 2008.

¿Qué harán los reguladores?

Los reguladores y los agentes de ley están ansiosos por entender las monedas virtuales y su capacidad para permitir los delitos financieros, incluyendo la evasión de impuestos. Estas preocupaciones van desde cómo se valoran y se gravan las monedas virtuales a las cuestiones de seguridad cibernética en un mercado de código abierto. Por ejemplo, delincuentes financieros en línea ya han hackeado a Bitcoin a través de una serie de robos de claves de seguridad. En un reciente robo de la moneda digital, que se informó en la publicación PC World, un banquero anónimo con el nombre de TradeFortress perdió 4,100 BTC, el equivalente a US$ 1,3 millones.

En octubre de 2013, el FBI terminó con una operación llamada Silk Road (Ruta de la Seda) que ejemplifica cómo la moneda digital puede abrir la puerta a la delincuencia. Silk Road era un mercado clandestino que utilizaba Bitcoin como moneda principal y era conocido por la venta de estupefacientes y otras actividades ilegales. A través del uso de la tecnología de «Tor», un acrónimo de Technology Onion Router, Silk Road pudo lograr el anonimato en línea. Silk Road evadió las autoridades durante un largo período y el uso de Bitcoin hizo que las transacciones fueran casi imposibles de rastrear para el FBI.

Los reguladores enfrentan un dilema: No solo están aprendiendo sobre estas nuevas monedas en tiempo real, sino que saben que si regulan en forma demasiado estricta es probable que propicien el mercado negro. Sin embargo, la falta de regulación puede dar lugar a mayor actividad criminal. Con la nueva tecnología y las nuevas monedas, las agencias gubernamentales están navegando por aguas agitadas. No hay duda de que se necesitarán conocimientos especiales para comprender, legislar y regular el funcionamiento de los mercados virtuales.

Se cree que hay 11,4 millones de Bitcoins en circulación a US$ 90 cada uno, lo que sitúa el valor de la economía global Bitcoin en más de US$ 1.000 millones. Hay varios negocios intermediarios y cambistas donde uno puede comprar Bitcoins. Los reguladores enfatizan la importancia de que estos negocios sepan quiénes son sus clientes para evitar violaciones a las leyes antilavado de dinero.

La sociedad está navegando por aguas inciertas en lo que se refiere a las monedas digitales. Los bancos y reguladores deben comenzar a entenderlas y crear políticas para capitalizar las oportunidades, a la vez que controlan y mitigan los riesgos.

* Allison J, Walton, es abogada, CEO de Fortis Quay, Inc., una firma de consultoría sobre temas de gobernanza, e-discovery y cumplimiento. Líder en el campo de gobierno, es una oradora y autora de temas relacionados con la privacidad de datos, violación de datos, y educación de los empleados en el uso de las tecnologías emergentes que presentan graves riesgos para las organizaciones. Creó la Calculadora Quay ™, una herramienta que mide el riesgo gobierno de la información de una organización y proporciona elementos para reducir los riesgos detectados. awalton@fortisquay.com.[/private]