Las criptomonedas y las nuevas plataformas de pagos virtuales son el futuro, no solo riesgos de delitos financieros

Por Daniela Guzman
1ro de abril de 2015

Internet ha transformado la actitud de los consumidores frente al comercio transformando los métodos y mecanismos de pago. Las transacciones en efectivo, cheques y con tarjetas de crédito y débito poco a poco se van mutando al espacio digital con el uso de billeteras digitales, plataformas de pagos virtuales e incluso criptodivisas que no están respaldadas por monedas reales, gobiernos u oro.

En el ciberespacio, los consumidores, además de obtener respuestas a dudas generales y existenciales, accesos a archivos musicales, coordinadas geoespaciales, ahora tienen muchas más opciones para controlar y dar seguimientos a sus propios gastos y para mover dinero en todo el mundo, en algunos casos transmutando efectivo en monedas virtuales que no están respaldados por las autoridades, el ejemplo más representativo en los últimos años es el Bitcoin, que está empezando a ser descubierto y entendido por el universo de los consumidores al mismo tiempo que la tecnología está siendo examinada por entidades en los sectores público y privado.

“Sin Bitcoin, no estaríamos hablando sobre otros pagos virtuales emergentes, fue el catalizador para la conversación sobre el costo de mover dinero”, dice Juan Llanos, director de transparencia y cumplimiento de la firma BitReserve, en una entrevista con ACFCS.

En esta entrevista, Llanos guía a los profesionales financieros sobre la evolución de los pagos digitales, los principales retos y riesgos en el escenario de cumplimiento frente a la inminencia de un uso más generalizado de las monedas virtuales a escala mundial. También explica los beneficios en el uso de estas monedas a la vez que presenta algunos mitos creados alrededor de la criptodivisas y cómo encara desde su perspectiva los componentes para lograr un sólido programa de cumplimiento, empezando con el enorme desafío de identificar al cliente para luego detectar y reportar actividades sospechosas y contar con una visión holística para la gestión de riesgos.